La Masacre de Napalpí fue perpetrada el 19 de julio de 1924 en territorio chaqueño, parte de la conquista del “Desierto verde”, en la cual fueron asesinadxs cientxs de trabajadores pertenecientes a las comunidades Qom, Mocoví y Vilela, a raíz de una huelga laboral en la cual solicitaban que se les pague con dinero, además de acceso a tratamientos médicos. El reclamo pacífico fue respondido con el asedio de capataces y milicia, quienes cercaron a la población y les masacraron sin recibir una sola respuesta o agresión.Se calcula que murieron entre 400 y 500 personas. Sus cuerpos quedaron tirados, quemados o como alimento para los cuervos. Lxs sobrevivientes no volvieron a buscarlxs por temor.
Trabajamos sobre la construcción de narrativas y silencios, sus posibilidades de representación, archivos y testimonios, sus consecuencias en las comunidades indígenas y la transmisión de su cultura y saberes, ya que, para proteger a sus descendientes, lxs sobrevivientes, eligieron no transmitirles su idioma, y no hablar de lo ocurrido.
Todo el trabajo de investigación y sensibilización de esta producción que Kekena Corvalán llama “dispositivo artístico Napalpí” en su libro Testigos son los cuervos, cuyo nombre se basa en el título de la video instalación (proyecto artístico original, del cual posteriormente se deriva la retro performance) y en el cual se analiza la producción y alcance de la misma (El mismo mar ediciones, 2023) nos llevan a la necesidad de poner el cuerpo y la voz como presencia viva, existente, ejercitando la memoria colectiva desde las prácticas artísticas.
Retro Performance
Instalación-Memorabilia
Video